Lo nuestro es un amor con extremos, cariño con interludio,
una cuestión de matemática, 50% cariño 50% respeto. Realmente es poner de las
dos partes, 50% yo, 50% usted. Usted no pone y yo quito. En esto se basa todo
ahora.
Usted se desahoga y yo me quedo callada, como siempre desde
hace un tiempo, es la mejor solución la sumisión, frente a un tirano que me
cuida pero no me deja opinar, que en base a comentarios me reprime, ¡vaya amor!
Sorprendente su forma de amar. Le enseñaré la mía, esa que he aprendido como
filosofía de un largo recorrido en el cual se ha hecho presente sólo cuando me
descarrilo, porque al parecer, como crecí ya no necesito que conduzca a mi lado.
FALSO, mentiroso. Dígame, de dónde sacó esas mentiras paganas, ¿ah? ¿Quién se
las enseñó? ¿Acaso cree que no duele? ¿Que no molesta? ¿Bajo qué argumento se
engrandeció su poder? ¿A costa de quiénes? ¿Qué le ofrece su trabajo?
¿Fastidio?
Retomando esta incómoda situación; mi forma de amar… le
comento, depende la persona puede ser muy sincera, creo ya sabe bien lo
analítica que me ha enseñado a ser, así que como resultado del análisis, la
magnitud de mi cariño, que por cierto es de MI propiedad, lo cual me da el
derecho absoluto de hacer con él lo que me venga en gana, a costa de todos,
como cuando a usted se le mete una cosa a la cabeza, lo consigue a corto o
largo plazo. Aunque algún día me haga falta mi hogar, quiero decirle que me
gustaría palpar la soledad de su mano, pues no me “creo” lo suficientemente
fuerte para recibir el golpe completo, lo prefiero por partes. Eso sí, sepa que
cuando mi masoquismo quiera reaccionar ya no lo necesitaré presente, ya sólo le
daré mi amor, un amor sincero y bueno, de ese que tiende a gustarnos. Por ahora
deme tiempo, por más irónico que suene, pues sé bien que puedo perderle en
cualquier momento, y espero sepa también que no quiero hacerlo. Yo necesito
espacio y usted también, le recuerdo que sigue siendo un ser humano y que
también necesita afecto, que no todo se basa en trabajo y que de ser así yo
sólo sería una vagabunda, pues me gusta “perder mi tiempo” cultivando
pensamientos, así, en metáfora, para que se dé cuenta que esto no es un simple
pasatiempo, es mi arte.
Sería egoísta decirle ahora que no lo quiero, pues mentirle
a los demás pasa por alto, pero mentirse a sí mismo es perder voluntariamente la dignidad y el
respeto, así que por mi bien lo admito, lo quiero. Pero no porque lo quiera
tengo que soportarlo, ni usted a mí, recuerde que esta tarea que le dio la vida
es completamente voluntaria, que no depende de mí seguir a su lado, al
contrario, depende de usted, puede dejarme cuando guste, el problema fue que se
amarró a mí y por esa razón ya no puede hacerlo, además de conocer el hecho de
que soy parte de su sangre. Estoy a su alcance y usted al mío, sólo necesito
que dé un paso al frente, cuando nos demos cuenta del arrepentimiento ajeno
todo volverá a la normalidad, necesitamos chocarnos de nuevo, sólo eso, créame.