24 de agosto de 2013

Ésta vez estoy aquí

Ahora no puedo creer que me haya despedido con un "ajá", eso no fue una despedida, yo no quiero despedirme, no quise despedirme, no quise dejarle, no quise estar, no quise sentirle a mi lado, no quise sentirme bien, no quise sentirme amada, no quise, pero no hice nada para impedirlo.

Yo pretendía con falsas ilusiones que todo pasara, yo pretendía verlo salir, pero nunca pongo de mi parte, empieza a ser intencional y lo odio. Lo intencional me gusta, lo que no me gusta también, he aprendido a amar lo que odio, él me odia y ahora me odio por amarlo más. Me previnieron un millón de veces, pero yo seguía cegada, me ofrecieron la luz y el salto al vació y, yo salté, yo salté porque quería palpar el infierno, sí, te dije que iría contigo al infierno, no lo conozco y no sé qué peligros aguarda, como siempre me arriesgué y sin más me perdí en lo vano.

Te repetí cientas de veces en mi cabeza que estábamos cometiendo un error, que volveríamos al inicio del ciclo, pero que ésta vez la culpable no iba a tener grandes ojos, ni tampoco auriculares, ésta vez iba a escribirte, y aquí estoy. Sabíamos en que iba a terminar ésto desde que comenzó.

Te amo, me odias, te repugno, ya no te quiero, ya no me quieres, hasta "nunca", hasta "jamás", hasta que te vea aquí, conmigo.

18 de agosto de 2013

Diario de tres.

Día 1.

(…) Te quiero a mi lado, hoy más que nunca, pero dame de ti. La sequía no abastece el vació, las pruebas tampoco, no sé si te llena o te hace bien, pero la decisión es tuya.

Día 2.

Me dueles, más de lo que creo correcto, no lloro pero me miento, no me nace hacerlo, al menos no del todo. Ayer te escribí, no sé bajo qué parámetro o argumento, me dueles, te duelo, te inmortalizo, error. Sé que no estoy bien, ni contigo ni sin ti; siempre hablo de no acostumbrarme a nada, a nadie porque “me hace daño” pero en contra de mi voluntad me acostumbré a ti, me enamoré de ti, no quise hacerlo.

¿Te has fijado en mis miedos? Tengo miedo de mí, tenía miedo de ti hasta que tus juegos me envolvieron, ahora tengo miedo de que no vuelvas, o bueno, tengo miedo de que tus palabras no vuelvan, tus besos, tus caricias, tu música, tu voz, tu caminar, tu aliento, tu mirada, tu resplandor, tu aire, tu odio, tu amor, tu ausencia, tus gustos, tu tiempo, tus te amo, tus mentiras y pretextos, tus engaños y tus lágrimas, yo… yo te extraño.

Como cualquiera pensé que duraría, un poco más y así hasta que los pocos se acabaran, ¿te acuerdas? Todo fue perfecto, no sé cómo lo hacías, nunca creí en la perfección, en los siempre, en los nunca, pero ahora que recuerdo mi cuerpo protegido por el tuyo me gustaría uno de esos; un “nunca te vayas”, un “quédate siempre conmigo”, un “contigo todo es perfecto”.

No me gustó pensar en un final, aunque muy en el fondo y muy cerca de mi razón todo de mí lo supiera, sabía que alguno llegaría más no estaba entre mis suposiciones que terminara con un “aquí estoy, dándote más letras” porque no son más letras, son mis letras, de mí para ti.

Yo quiero esperarte, quiero más, no pasó por una locura, no fue de momento, fue nuestra aventura con trampas y atajos, no quería que por llegar así te fueras pronto. Fue un maldito error, mi maldito error.

Yo quería pararme en el sol y gritar que me hacías feliz, tú en las nubes y yo consiente de la realidad, el sol quema, yo caigo.

Diez mil caras frente a mí y yo buscando la tuya. Hoy sólo quiero mentirme, decirme que estoy bien, fingirlo hasta creerlo, pero no, no lo estoy; tal vez algún día vuelvas y me mires a los ojos, te darías cuenta de que me pasa, de que nos pasa.

Maldito el momento en que decidí responderte, malditas las palabras y los dedos, maldita la voluntad que me incita a no escribirte, verte o hablarte. Tal vez queme una carta en tu honor, tal vez admita que te extraño, tal vez te duela, tal vez te ame.

“No sé” “tal vez” esto “no” se trate de “mí”.

Día 3.

No quise llegar al límite, no di todo de mí. Yo tuve la culpa de que todo pasara así, ofrezco mis disculpas. Tal vez la decisión sea radical, tal vez implique verte a los ojos o escribir y escribir, perdida en la sensación de no recibir respuesta. Apenas van unas horas, no quise irme así. Le tengo miedo a las despedidas, en ese “Entonces:” pudo haber ido un intervalo y no un final, no fue así y me arrepiento de ello, de haber dejado pasar la oportunidad de sonreír más contigo, vivir más por ti.

Tus despedidas no son un sencillo “adiós” no así no más, nos faltó franqueza, me falto darte más y creo que ya es tarde, pero lo sea o no, te amo, estés de acuerdo o no.

¿Si te extraño? Sí, ahora lo hago, pero no por eso voy a morir.

Te amo.

14 de agosto de 2013

Antes de morir.

  • Debo amarme.
  • Debo aprender a dormir.
  • Debo escuchar más y oír menos.
  • Quiero descansar en paz.
  • Quiero hartarme de mí.
  • Quiero repartir amor.
  • Quiero hablar hasta caer dormida.
  • Quiero valorar lo que amo.
  • Quiero reunir a todas las personas que conozco.
  • Quiero desaparecer.
  • Tengo que vivir.
  • Tengo que ayudar más.
  • Tengo que ser sincera con el espejo.
  • Voy a sonreír más.
  • Voy a tener un motivo significativo para llorar.
  • Voy a graduarme con honores.
  • Voy a culturizar.
  • Voy a publicar un libro.
  • Voy a hacer felices a muchísimas personas.
  • Voy a cumplir lo escrito aquí.

6 de agosto de 2013

Señorita escoria.

Nunca pensé que me criticarían por ser quien soy, siempre fui "aceptada" por ello, pero "a todos les llega su hora" hoy me llegó a mí. En general creo que era grato conocer la niña que antes de seguir estereotipos seguía su intuición, sus sueños y lo poco que le entendía al corazón; al parecer los niños buscan la diferencia y yo me choqué con la normalidad.

Siempre le dije a todos que fueran fuertes, sin importar cómo estuviese, no sé porqué pero me gustaba más verles sonreír que verme sonreír... ese debe ser el egocentrismo del que hablan, sé que existe en mí, pero no quiero admitirlo, siempre me gustó ocultar los defectos, me debilitaban seguido y lo siguen haciendo.

Nunca pensé en sentirme mal por aquello que no escuché y menos viniendo de una persona a la que no conozco, supongo que ella a mí sí, las letras nos delatan de vez en cuando, me correspondió esta vez, no queda más que resignarse y subir la cara, darme de baja tan pronto no es una opción, tal vez no en este momento.

Algunas veces se anidan en mí pequeñas tormentas, llueve la mentira, la hipocresía, la intolerancia, el egoísmo, el odio, la soberbia, la burla, la arrogancia, el orgullo, la ignorancia... bah, a quién engaño, algo no está bien conmigo.