13 de septiembre de 2013

Somos libres

Hola, acércate, quiero hablar contigo. No te asustes, mi sinceridad no ha matado a nadie.

Mujer, quítate los parches de tus ojos, fíjate en quien eres y no en quien supones ser. No estás sola, hay billones de personas en el mundo, eso de que no se fijan en ti es un engaño, no por dejar de ser la mujer perfecta para uno dejas de serlo para tres. Tú eres bella y no necesito conocerte para afirmarlo, para saberlo; no necesitas ser rubia y estar delgada, tampoco ojos azules ni grandes glúteos, ni senos, necesitas ser quien quieres ser y evitar quien quieren los demás que seas.

Puede que como yo no encajes en ésta sociedad, pero está en tus manos liberarte, porque al parecer no te agrada la represión, nos conozco, sé que en el fondo te molesta, que no quieres que aquel hombre consiga más que tú por un físico diferente, que estás cansada de ajustarte a su estilo de vida, que no te complazcan, que todo sea dulce sólo al principio.

¿Cuándo fue la última vez que estuviste frente a un espejo sin pensar en qué sobra por aquí y qué falta por allá? ¿Necesitas maquillaje en tu cara y control de tu cabello para fijarte en lo guapa que eres? Me han dicho miles de veces que soy hermosa pero, ¿de qué sirve si yo no lo creo? Mi cariño es mío, empieza por mí, por mis metas, mis objetivos, por el instante en que deje de pensar si a él le gustaría y piense en lo que a mí me hace feliz.

Sé que algún día, nada lejano, te cuestionarás sobre el esquema de belleza que tienes, sobre cuánto tiempo has perdido pensando si eres perfecta o no, eres víctima obligada de tu mente, de nada ni nadie más.
Nos hemos chocado con grandes mentiras, comer menos de esto y más de aquello, por ejemplo, vomitar o tomar agua, tinturarse o ponerse frenillos, ir al quirófano o al gimnasio… ¿Cuándo vas a alimentar el cerebro, a eliminar el estereotipo? ¿Por qué no vomitas los defectos que estorban? ¿Con cuánta agua vas a ahogar las comparaciones? ¿Haces ya la dieta de la crítica?

¿Qué le pasó a la mujer que se vale por sí sola, qué te hizo él? ¿Para qué revolucionamos el mundo si pensábamos volver a lo mismo?

No necesitas exhibirte para que dos ojos volteen a mirar, las manos que tocan acarician, los labios que insultan besan, el cuerpo que desea protege, ¿Por qué te conformas, entonces?

Eres quien gustes, ellos gustarán de ello.


Hasta aquí la sinceridad, ya murieron muchas mentiras.

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