14 de septiembre de 2013

Despedida provicional

Querido. Mi amor. He oído por ahí que cuando se hace daño no hay alternativas que valgan o curen. No sabes cuando he llegado a amarte en estos meses hasta el punto en que llegué a sentirme segura, luego quebraste mi seguridad y todo quedó al descubierto, a la intemperie, sentimientos y personalidad, mis actitudes, todo, todo débil e inseguro.

Todo ha sido maravilloso desde el principio, recibí todo de ti, me diste hasta que no pudiste más y ahora reconozco que mucho de aquello no lo supe valorar, te hice daño, fui culpable de muchas cosas, en muchos momentos me rendí, me lancé al vacío y te llevé conmigo. No sé por qué  al principio no le veía un comienzo a ésta aventura, sólo grandes enredos y no me equivocaba mucho, pero me arriesgué, porque quería sentir por primera vez todo aquello que alguna vez quise, no había un mejor compañero, ni alguien con quien quisiera soñar más que contigo, con la persona que me ofrecía alas para volar.

Tú tenías un corazón algo roto, que tenía esperanza en mí, yo sólo tenía uno rodeado de amor, vacío en el fondo, no entero era suficiente para mí. Yo sin intenciones fijas empecé a romperlo, a hacerle daño, a alejarlo, a ponerle parches que ocultaran lo que pasaba. No quise perderte, porque me lo brindas todo, me ofreces tanto de ti como es posible, pero yo seguía cegada a verlo.

Cuando quise despertar ya no querías poesía, ya no quieres, ya no estás, ahora dudas y el daño que nos hago es mi culpa, que las cosas se hayan dicho de esa forma es mi culpa y no te culpo si quieres irte, pero espero sepas que te quiero a mi lado, quiero las cosas que me das y quiero tu presencia. Hay cosas que ya no puedo cambiar, porque sencillamente ya no estamos dispuestos, pero te amo y que en este momento no lo creas no es mi intención.

Una canción para ti.
Otra canción para ti.

No hay comentarios: