21 de septiembre de 2013

Pensamiento de un pensante #1

"Cuando era niño quería ser psicólogo, me encantaba entender, entrar y mirar en las mentes ajenas y manipularlas, pero luego me di cuenta ¿Cómo puedo tratar de entender a los demás si ni siquiera me entiendo ni me conozco por completo?"

14 de septiembre de 2013

Despedida provicional

Querido. Mi amor. He oído por ahí que cuando se hace daño no hay alternativas que valgan o curen. No sabes cuando he llegado a amarte en estos meses hasta el punto en que llegué a sentirme segura, luego quebraste mi seguridad y todo quedó al descubierto, a la intemperie, sentimientos y personalidad, mis actitudes, todo, todo débil e inseguro.

Todo ha sido maravilloso desde el principio, recibí todo de ti, me diste hasta que no pudiste más y ahora reconozco que mucho de aquello no lo supe valorar, te hice daño, fui culpable de muchas cosas, en muchos momentos me rendí, me lancé al vacío y te llevé conmigo. No sé por qué  al principio no le veía un comienzo a ésta aventura, sólo grandes enredos y no me equivocaba mucho, pero me arriesgué, porque quería sentir por primera vez todo aquello que alguna vez quise, no había un mejor compañero, ni alguien con quien quisiera soñar más que contigo, con la persona que me ofrecía alas para volar.

Tú tenías un corazón algo roto, que tenía esperanza en mí, yo sólo tenía uno rodeado de amor, vacío en el fondo, no entero era suficiente para mí. Yo sin intenciones fijas empecé a romperlo, a hacerle daño, a alejarlo, a ponerle parches que ocultaran lo que pasaba. No quise perderte, porque me lo brindas todo, me ofreces tanto de ti como es posible, pero yo seguía cegada a verlo.

Cuando quise despertar ya no querías poesía, ya no quieres, ya no estás, ahora dudas y el daño que nos hago es mi culpa, que las cosas se hayan dicho de esa forma es mi culpa y no te culpo si quieres irte, pero espero sepas que te quiero a mi lado, quiero las cosas que me das y quiero tu presencia. Hay cosas que ya no puedo cambiar, porque sencillamente ya no estamos dispuestos, pero te amo y que en este momento no lo creas no es mi intención.

Una canción para ti.
Otra canción para ti.

13 de septiembre de 2013

Somos libres

Hola, acércate, quiero hablar contigo. No te asustes, mi sinceridad no ha matado a nadie.

Mujer, quítate los parches de tus ojos, fíjate en quien eres y no en quien supones ser. No estás sola, hay billones de personas en el mundo, eso de que no se fijan en ti es un engaño, no por dejar de ser la mujer perfecta para uno dejas de serlo para tres. Tú eres bella y no necesito conocerte para afirmarlo, para saberlo; no necesitas ser rubia y estar delgada, tampoco ojos azules ni grandes glúteos, ni senos, necesitas ser quien quieres ser y evitar quien quieren los demás que seas.

Puede que como yo no encajes en ésta sociedad, pero está en tus manos liberarte, porque al parecer no te agrada la represión, nos conozco, sé que en el fondo te molesta, que no quieres que aquel hombre consiga más que tú por un físico diferente, que estás cansada de ajustarte a su estilo de vida, que no te complazcan, que todo sea dulce sólo al principio.

¿Cuándo fue la última vez que estuviste frente a un espejo sin pensar en qué sobra por aquí y qué falta por allá? ¿Necesitas maquillaje en tu cara y control de tu cabello para fijarte en lo guapa que eres? Me han dicho miles de veces que soy hermosa pero, ¿de qué sirve si yo no lo creo? Mi cariño es mío, empieza por mí, por mis metas, mis objetivos, por el instante en que deje de pensar si a él le gustaría y piense en lo que a mí me hace feliz.

Sé que algún día, nada lejano, te cuestionarás sobre el esquema de belleza que tienes, sobre cuánto tiempo has perdido pensando si eres perfecta o no, eres víctima obligada de tu mente, de nada ni nadie más.
Nos hemos chocado con grandes mentiras, comer menos de esto y más de aquello, por ejemplo, vomitar o tomar agua, tinturarse o ponerse frenillos, ir al quirófano o al gimnasio… ¿Cuándo vas a alimentar el cerebro, a eliminar el estereotipo? ¿Por qué no vomitas los defectos que estorban? ¿Con cuánta agua vas a ahogar las comparaciones? ¿Haces ya la dieta de la crítica?

¿Qué le pasó a la mujer que se vale por sí sola, qué te hizo él? ¿Para qué revolucionamos el mundo si pensábamos volver a lo mismo?

No necesitas exhibirte para que dos ojos volteen a mirar, las manos que tocan acarician, los labios que insultan besan, el cuerpo que desea protege, ¿Por qué te conformas, entonces?

Eres quien gustes, ellos gustarán de ello.


Hasta aquí la sinceridad, ya murieron muchas mentiras.

5 de septiembre de 2013

Hoy no es hoy

Ayer llovió toda la noche, el frío invernal de un país sin estaciones me obligó a adherir mi cuerpo a las sábanas como si deseara fundirme con ellas. Sudaba un poco, soñaba con una persecución, creo que disparaba en repetidas ocasiones pues desperté con mis manos mimetizando una pistola, fue cuestión de segundos antes de que el despertador sonara, pero cinco minutos más no serían un inconveniente para nadie, así que decidí tomarlos.

Veinte minutos después desperté asustada, amarilla y cansada, miré el reloj y sólo pensé en que ya se había hecho tarde, y ya que no puedo devolver el tiempo no iba a correr, seguiría la rutina con los tiempos matutinos. Cinco minutos para llegar al baño, me miro al espejo, limpio mis ojos, y me veo en frente, gorda, celulitis, estrías… ¡al carajo!, mi sobrepeso y yo volamos a la ducha, giramos un poco las llaves y sale el vapor, esconde parcialmente mi cuerpo, ya no se ve; al cabo de un rato salgo, me enfrento al espejo y vuelo lejos.

Ya lista salgo de casa, camino un poco y me paro en la condenada acera, con el paso de los autos se sienten pequeñas ventiscas, estoy congelándome. Llega mi transporte, subo y confronto las despectivas miradas de los pasajeros, ruego que ésta máquina se ponga en marcha y llegue tan pronto como le sea posible.

Bajo, camino un poco, pienso en todo lo que ha pasado en tan poco tiempo… entre todo esto no me he dado cuenta de lo hermoso que está el cielo, de que la luna aún brilla y que el sol aparenta estar solo a unos cuantos metros de ella. Me esperan ocho horas de risa, rabia, burlas y críticas.

Pienso en las posibles soluciones a los problemas que me superan y me quiebran, sólo sé que algún día me voy a morir, por eso no me preocupa nada ni nadie, viviré así hasta que esto acabe, ya llegarán tiempos mejores…

Llego a casa, hoy me gustaría no fuera un día, me gustaría no ser, no estar, no ver, no sentir(te). Hoy me gustaría disfrutar de verdad de las cosas, de los problemas, de los placeres, de la felicidad, me gustaría olvidar por momentos qué me pasa, qué tengo y por qué se preocupan por mí. Me gustaría irme lejos, crecer, porque estoy segura de ello, porque hoy podría estar lejos, porque esta mañana sólo quería gritar "me voy, se hace tarde" y correr hacia las puertas de algún avión o un carro solitario, pero sólo fui de nuevo al mismo lugar, a adiestrar mi pensamiento.

Si yo pudiera ser más grande justo ahora, aunque sólo fuera por algunos días trabajaría duro por aquello que me gusta, le sería fiel a mis sueños, a mi ilusión, a mis metas y no al gobierno, sería difícil pero sólo imaginar lo gratificante me llena de emoción.

Yo podría estar leyendo en una playa, conociendo a alguien, llorando desenfrenada, pero en lugar de eso estoy sentada en una pequeña sala, pensando en la próxima palabra e inconsciente, en cómo escribirla. Estoy sola, aquí, gracias a dos hermosos carceleros por mi bella y hueca voluntad. No me gusta el mundo, pero tampoco me gusto aquí.

2 de septiembre de 2013

Tráeme un bisturí

Estoy tan casada de mí, de muchas cosas que me conforman. Quiero un bisturí para los defectos, un par de cirujanos que me hagan daño y acaben con todos ellos, pueden empezar por una anestesia de mentiras que me ofrezca seguridad, sólo un poco para estabilizarme mientras me envían al mundo, digo, al quirófano. Una vez esté dentro creo que no sentiré nada, pero estaré consiente..., espero tener la oportunidad de morir una o dos veces.

Ésto va a empezar, los nervios se incrementan. La primera incisión libera mis demonios, me arde el pecho, siento un cosquilleo, tengo un termómetro, parece que la euforia causó una fiebre ligera, me medican algún líquido espeso el cual irá del catéter a mi corazón; se escuchan gritos de dolor, alaridos. Me desangro, en ese río rojo huye lo que quiero ser, mis sueños y utopías se largan, los médicos intentan ponerle un fin a ésto, pero no lo logran. Mi vida se escapa entre sus dedos, no quiero que los que me esperan afuera escuchen malas noticias.

Todo progresa, va a la perfección, han parado la hemorragia, y ya no me arde nada, no siento cosquillas, ni ardor, me limito a respirar, ellos se van, ¿qué hacen? -pregunto angustiada- ¿por qué se van?

-No podemos hacer más por ella, la responsabilidad recae en sí misma.

Y se van, sin retirar el gas, el catéter, las agujas ni mis demonios, a la izquierda la morgue, a la derecha mi futuro, se sabe qué camino seguiré, pero como lo dijeron ellos, todo depende de mí.