23 de abril de 2013

Despistando a Freud

La inmadurez se nota en mi, la forma de asumir todo  lo que imagino pero aún no pasa me tortura, se supone que debería preocuparme por el presente, por lo que ocurre, evitando así una incertidumbre denigrante, pero no, este es el mundo real y lo que se supone no siempre está bien.

Mi vida se basa en una serie de estímulos eléctricos que alientan el alma y desenfrenan el salvajismo, una especie de llamado salvaje a seguir viviendo.

Para rellenar el vació que deja el diario vivir complemento mi realidad con un poco de fantasía, un mundo perfecto, obscuro, dramático y silencioso; soy una princesa que se viste pegado y se maquilla los ojos, que cuando quiere deja los modales en la casita de muñecas, sin príncipe definido, sin poder ni restricción, soy una mortal que sueña con ser leyenda ya sea por robar almas o descubrir coincidencias.

La aristocracia no va conmigo, la democracia tal ves sí, soy una líder que guía a un montón de payasos hacia el museo, el circo es monotonía y la odio.

Hay una diferencia abismal entre la que el mundo pretende que sea y la que soy, ellos quieren princesas con corona y modestia y yo casualmente odio las dos, ellos me quieren como el prototipo de señorita humilde  y no, no lo soy, pero de una u otra forma intento complacerlos.

En su reino de payasos quieren una conservadora de derecha que guíe hacia el progreso, yo soy liberal, de izquierda y los guío hasta el infierno si es mi voluntad, siempre respetando indirectamente su opinión. Soy una loca en un mundo de cuerdos cuadriculados que pretenden ocultar sus exigencias tras una sonrisa bonita. De formas diferentes y con estrategias innovadoras pretenden convertirme en otra del montón, poniendo en mi camino personas que coincidencialmente termino queriendo que admiro y saben conducirme a su circo, aún sabiendo que pronto serán piezas de exhibición en mi museo, jaja.

Ahora que se dieron cuenta de que soy mi única enemiga me usan en mi contra, me hacen daño indirectamente, me llenan la cabeza de estupideces cada que les doy la oportunidad, llenan mi cuerpo de aire y me desafían a hundirme en un mar de engaños... me motivan a caminar en círculos en medio de su laberinto lineal de aprendizaje, llegan a acuerdos con mi subconsciente y firman testamentos con mi razón.

Se empeñan en hacerme creer que estoy bien y soy perfecta, inútiles, sé perfectamente que no quieren saber de mi vida, quieren confundirme antes de que yo pueda hacerlo sola.

Sólo para no darles la razón he decidido hacer de la indiferencia la herramienta de mi repulsión y de la felicidad la razón para no seguir viva, a partir de este momento soy quien no quise ser cuando debía y la que quiere ser lo que jamás será en un futuro, soy la guía de los fracasados que anhelan progresar y los maldecidos que limpian su nombre.

Todo y todos cambian por una razón, no hay nada que decir, anda que podamos hacer... soy la conciencia de un mal momento y la causa de una imperfecta realidad.

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