15 de octubre de 2013

El tapujo es un cliché

A todos los que se les place hablar sin tapujos lo que quieren, los que les gusta, sin miedo, sin cohibirse, y ¡qué carajos! ¿Por qué yo no?

Básicamente es escribir todo lo que se piensa, bueno, soy egocéntrica, amo hablar de mí, reconocer lo que he logrado y encararlo de vez en cuando. De nada sirve amar a alguien si no se conoce quién es, o cómo es, a mí no me conocen y por eso dicen que escribo bien, para ellos escribir es un juego, para mí es una expresión, una vida, una conexión con lo que soy, yo no sé quién soy y eso por lo menos me ofrece una identidad. Uno no escribe bien, uno siente bien, uno es bien, todos lo somos y no hay electiva. Ciertas ofensas y comentarios son halagos, me hacen sentir bien, fuerte, grande. Soy de aquellas que juega con los demás pero no quiere que jueguen con ella. Disfruto la maldad cuando creo que le hace falta al mundo. Soy tan tierna como fría a veces. Tan altiva como sea merecido, tan fuerte como el momento lo merite. Tan grosera como me sienta cómoda, pero eso no lo justifica; también puedo ser una dama. Vestirme holgada me hace sentir libre, que mi cabello toque mi cintura también. Tengo un carácter fuerte e indefinido. No sé para dónde voy pero quiero lo que quiera que haga va a necesitar que escuche. Al parecer la gente te quiere más cuando estás feliz, cuando no demuestras quien eres, pero yo sé que al llegar a casa ellos también se quiebran, se dañan, se pudren en su miseria. Últimamente estoy triste, mal, pero no lo admito, porque es tan absurdo como estar feliz hoy en día. Soy la típica chica adolescente de cambios de ánimo pronunciados y problemas, que abundan y se reproducen como las bacterias, pero estoy viva.

Supongo que continuará...

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